Barómetro Riesgo país y sectorial: Q4 2020 Actualización trimestral
Un año después de la aparición de los primeros casos de COVID-19 fuera de China, las incertidumbres relacionadas con la pandemia siguen siendo considerables a pesar del anuncio de la llegada de varias vacunas a finales de 2020. Estas incertidumbres pueden resumirse en una pregunta: ¿cuándo podemos esperar la inmunidad de rebaño? Esto dependerá de la velocidad de vacunación de la población y condicionará el fin del "stop and go", es decir, de los sucesivos procesos de contención perjudiciales para la actividad económica. Mientras tanto, el primer semestre de 2021 debería parecerse al de 2020, que estuvo marcado por la recesión mundial más fuerte desde el final de la Segunda Guerra Mundial (-3,9%). Suponiendo que las principales economías maduras consigan vacunar al menos al 60% de su población (el umbral aproximado que teóricamente logra la inmunidad colectiva) de aquí al verano de 2021, la recuperación sería entonces fuerte, con un crecimiento mundial que alcanzaría el +4,5% de media en 2021, mientras que el comercio mundial aumentaría un +6,7% en volumen (tras el -5,2% de 2020). En cuanto a las insolvencias empresariales, disminuyeron en todas las regiones en 2020 (-22% en la Eurozona, -19% en Asia-Pacífico y -3% en Norteamérica) gracias a los planes de apoyo de los gobiernos, cuya continuidad condicionará la supervivencia de muchas empresas este año: sin ellos, Coface estima que el número de insolvencias habría aumentado un 36% a nivel mundial el año pasado (frente a un descenso observado del 12%).
Esta recuperación económica no beneficiará a todas las empresas por igual: entre las 23 subidas de la evaluación de riesgo sectorial de este trimestre, casi la mitad son atribuibles al sector automotriz, cuyo crecimiento sorprendió positivamente en el segundo semestre de 2020, seguido de la construcción y los productos químicos. No es de extrañar que muchos servicios sigan frenados de forma duradera por la pandemia: el transporte es el sector más afectado con 9 rebajas. Estas divergencias sectoriales ocultan otras fuertes desigualdades. En primer lugar, entre países: mientras que los resultados de China y otras economías asiáticas (por ejemplo, Taiwán, cuya evaluación como país ha sido mejorada) están impulsando el crecimiento mundial, las principales economías maduras no recuperarán este año sus niveles de PIB anteriores a la crisis. Entre ellas, las que dependen aún más que las demás de los servicios (como España o el Reino Unido), o que están retrasadas en el proceso de vacunación, tardarán más en recuperarse. Para las economías emergentes, el acceso a las vacunas y la capacidad de los gobiernos de mantener políticas fiscales de apoyo a las empresas y a los hogares serán dos grandes fuentes de desigualdad en 2021. Además, salvo excepciones, ya no pueden confiar en sus bancos centrales para relajar la política monetaria, ya que sus últimos cartuchos se utilizaron en 2020.
Por último, se espera que la crisis aumente las desigualdades de ingresos dentro de los países, que ya son elevadas: el año pasado, los trabajadores menos cualificados, los jóvenes y las mujeres sufrieron más pérdidas de empleo que el resto de la población, ya que están sobrerrepresentados en las actividades de servicios más penalizadas. Este aumento de la desigualdad se espera que sea duradero, basándose en la experiencia de las pandemias anteriores. La desigualdad es uno de los principales vectores del malestar social, que se produce por término medio alrededor de un año después de una pandemia. Como se puso de manifiesto el trimestre pasado, este aumento de la desigualdad, unido al descontento de la población con respecto a la gestión de la pandemia por parte de las autoridades en muchos países, propicia que las protestas y la violencia sean más frecuentes en 2021.